LA FELICIDAD DE DECIR “YO PUEDO”
Sentirse orgulloso de
uno mismo, es quizá el hecho más importante que garantiza nuestra vida, en un
mundo complejo y cada vez más difícil de afrontar. Mirar el pasado y solo
recordar con una gran emoción que todo lo que se propone se haga realidad, y
decir “yo lo hice”. Las anécdotas que muchas veces no se muestran a la realidad
pero si en un recuerdo.
CREDITOS: Silvia Janeth
Soncco Quispe
“Actitud positiva” C.L.
Mayer. Es lo primero que le venía en mente, cada mañana al despertar, la pensión
era muy cara en ese entonces. El pasado martes 09 de Junio, la jovencita Silvia Janeth Soncco Quispe, recordó como
ingreso a la Universidad Nacional de San Agustín; y como decidió tomar de la
mano la carrera de Ciencias de la Comunicación. Fue una decisión muy difícil,
pero fue la mejor de su vida, y apasionadamente contempla todo el aprendizaje que
le brindan todos los docentes de la escuela.
“Siempre me pregunto
si todo lo que hago lo hago bien”, replica la pequeña Silvia a cada instante
que piensa en lo que hace. “La vida está llena de sorpresas y de muchas
oportunidades” le dijo su madre Doña Viviana. Son gratos los momentos y
experiencias que una persona puede pasar, a veces nos arrepentimos de tomar
decisiones equivocadas pero siempre sucede algo que te hace cambiar de opinión.
Al amanecer, el sonido
molesto del despertador y de la puerta, interrumpían su sueño, “llegaras tarde
a la academia, levántate rápido” enfatizaba su tía Yesy. Y de pronto abrió sus
ojos y miro el despertador ya iba ser tarde 7:15 horas de la mañana, era los últimos
días del mes de abril y ya se venía el tercer examen de la Unsa. La tensión era
muy fuerte para ella, al salir de su hogar miro al frente y se persino “Que
Dios me proteja de todo mal”.
Al ingresar al aula el
profesor de historia John Ayme, le señalo con el dedo a dos de sus compañeras, que
se sentaban a lado Karla Vargas y Angélica Flores, los nervios de Silvia se presentían
pues empezaba a sudar sus manos y angustiada le soplaba a Karla, con mirada de
angustia Karla no sabía la respuesta “mal muy mal no estudiaste”, le grito el
profesor. Con una mirada en el suelo, solo lo dijo en voz baja no estudie.
Tocaba el timbre de
receso, y Silvia se quedaba en el aula a seguir estudiando, y aun ni comía, la
necesidad de seguir estudiando para el examen era el tercer ordinario. Había
muchos libros en la carpeta y el sonido de “vivir de mana” todas las mañanas.
Se sentía vulnerable con el hecho de que quizá no ingresaba. Un susurro en el
viento le decía “tu puede, vamos anímate “y la sonrisa volvía a su rostro.
Fueron muchas balotas
que ella leía, las amanecidas eran muy largas; pero el motivo aun la seguía alentando.
Los días transcurrían, pero eran muy cansados, la decisión de seguir una rutina
muy desgastadora la iban a vencer, trabajar y estudiar no es fácil. La meta
estaba cada día más cerca, para lograr ese objetivo.
Hasta
que por fin llega el gran día, 26 de abril, la hora programada eran las 9:00am
horas de la mañana, ya se había comprado el lápiz de la última vez, tenía en fe
en si misma y en lo que podía lograr. Una gran multitud de estudiantes eran más
de 9 mil personas compitiendo por una vacante por estar en esta gran
universidad. Según decían que era el más difícil por ser el último, pero la fe
le daba mucho valor.
Al finalizar el examen,
se fue a su trabajo a seguir con sus obligaciones, no deseaba oír los
resultados, María se le acerco a preguntarle ¿Qué tal el examen? Y movió su
cabeza dando las señas de más o menos. “Es mejor enterarme después” expreso Silvia,
no es bueno celebrar antes; esperare a la noche que tal me fue, pero tengo un
presentimiento, el examen no estuvo tan difícil. Los dueños del local también le
preguntaron, pero ella no deseaba responder a eso. Fue un día difícil…
Entonces un nuevo
tropezón le hizo recordar que había cometido una imprudencia. Recordó por qué ella
ya no pudo volver a responder esa pregunta, es extraño como todo lo que le
ocurre el ser humano tiende a olvidarlo. Sentía mucha presión por parte de las
personas que están a su alrededor y muy agobiada por los resultados, los
precios se le olvidaban al atender, no era un buen comportamiento.
UN
SUEÑO HECHO REALIDAD
Todo acontecimiento
tiene una razón de ser, y el de ella se había cumplido, era 10:35pm de la
noche, los resultados estaban en la página web de la Universidad Nacional de
San Agustín, “vamos al Internet” dijo su tía Alejandrina. Hubo una sola máquina,
estaba saturada la línea, en ese entonces salió la página, y no estaba el
nombre de Silvia como ingresante. La mirada de todos cambio y un reclamo salió
a la luz “claro que ibas a ingresar, vamos a la casa y ahora que le decimos a
tu tío”.
Sus ojos se echaron a
llorar tal noticia desagradable, y un suspiro de pena sollozaba la pequeña Silvia.
Entro despavorida a su cuarto y el llanto le seguía toda la madrugada. “si realice
bien el examen que paso” no encontraba respuestas a sus preguntas. La vida es
un poco difícil para aquellos que no tienen el apoyo de sus padres cerca.
Al despertar con los
ojos hinchados de tal noticia, toco su ventana muy fuerte, que se molestó al
salir era su prima María, que le grito con mucha emoción “felicidades ingresaste
Silvia, que alegría me da” , “mentirosa, no ingrese yo vi los resultados y no
figuraba mi nombre y te estas burlando” ; fueron a ver si era cierto. No cabe
duda que la prima de cabello despavorido no mentía.
“Ingrese, ingrese”; con
mucha emoción saltaba Silvia la verdad era muy gratificante para ella, no
cualquiera ingresa. La universidad Nacional de San Agustín, es un campo del
saber, investigación, unificación. La vida es un reto cada día y se aprende lo
bueno o lo malo, pero eso depende de uno mismo, organizarse para llevar a cabo
sus objetivos y esmerarse cada día, y decir con mucha alegría “yo si pude”.
Existe una buena satisfacción
después de un reto efectuado, Silvia ahora labora como cajera en la empresa
ISACORP INTERNATIONAL y a la vez termina sus estudias en una prestigiosa
universidad, que le abrió muchas puertas para el éxito.
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